08 marzo, 2011

Los Forzados de la Carretera.

«Existen fantasistas que se tragan ladrillos y otros a ranas vivas. He visto a faquires que ”escupen” plomo fundido. Son personas normales. Los verdaderos chiflados son algunos iluminados que el 22 de junio abandonaron París para comer polvo. Los conozco bien; formo parte de ellos.»


El Tour de Francia, 1924, toman salida más de 150 ciclistas, de los cuales tan sólo llegan a la meta 60. 
Pasan frío, son apaleados por algunos campesinos, asfixiados por el polvo de coches y motocicletas, atropellados por los mismos, algunos incluso llegan a morir. Además tienen que recorrer casi 500 Km en algunas etapas. Muchos de ellos recurrían a las drogas para poder aguantar todo lo que se les echaba encima.
Todas estas condiciones que muestra este libro son en las que tenían que correr los ciclistas, esclavos de la carretera, para alcanzar la gloria que les esperaba en la meta.
Pienso que es terrible que los ciclistas tuvieran que hacer algo que se supone que les gusta en esas pésimas condiciones y pasar tan malas experiencias. Pero lo peor de todo es que a las personas que dirigían ese Tour no les importaba para nada. Pensaban más en la imagen y en el éxito que en la propia salud de los ciclistas, ni siquiera se alarman con las muertes de algunos de ellos.
Lo mejor del libro es la fuerza que demuestran tener los ciclistas, porque a pesar de que muchos abandonan, muchos otros luchan por llegar a la final costase lo que les costase, aún no estando de acuerdo y sabiendo que lo que hacían era infrahumano. Aunque se cayeran volvían a levantarse una y otra vez, y eso es admirable. 

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